Wednesday, October 11, 2006

El hombre verdadero

¿O somos tal vez una mentira?

Farabeuf, y esa pregunta, esa maldita quinta pregunta, llena de tentación: "¿Concibe que su muerte sería más su muerte si al morir se viera reflejada en un espejo?" En un principio no entendía, y al final no mucho; pero ese juego de espejos como que causa náusea. Es fascinante la narración de una tortura, no sé ya si presenciarla, no sé si gozarla -en carne propia-. Y esa necesidad de saber quién es uno mismo, de recordarse, como si las imágenes, de ese juego en los espejos, se fundieran finalmente en una sola.
Y Onetti habla algo de eso en El Astillero, de cuando la cara se limpia "de la triste movediza preocupación de vivir", y cuando finalmente alguien nos ve la cara, la que se despoja de máscaras -de más caras-, resulta irreconocible. Larsen piensa cuando ve el cadáver de Galvez: "Ahora sí que tiene una seriedad de hombre verdadero, una dureza, un resplandor que no se hubiera atrevido a mostrarle a la vida".

1 Comments:

Blogger Agustín García Delgado said...

Y en el encuentro con otros, también, se practica un juego de espejos: tú eres yo, eres mi vértigo, eres la constatación de mi muerte. Pero también es, el otro, la única manera de que mi nombre adquiera un sentido: digo mi nombre para distinguirme de ti, para saber que soy otro y no el mismo aunque sí soy, en gran medida y de muchos modos, tú.
La muerte, por su parte, palidece ante todo reflejo: la muerte es tan sólo un extremo de mi existencia pero, como me prolongo en otras vidas, es un extremo sin fin.

1:31 PM

 

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