Friday, October 27, 2006

I

Palideció la tarde, la noche, la madrugada,
Como estrellas extintas hace miles de años;
La luz tardía de unos ojos arcaicos.
***
El niño cuando de aburrido palideció
Ya no supo qué hacer ante la imposibilidad del juego
***
El niño buscando a la madre en el centro comercial extraviado,
El centro comercial agigantado ante la lucecita frágil
De unos ojos azorados.
***
Palideció la madre al ver al hijo derrumbado
***
Palideció el amante ante la imposibilidad de un siguiente encuentro
***
Palideció el fuego en ceniza saturado de recuerdos
***
Palideció el poeta ante el escollo de las palabras
Y el cantor palideció ante el silencio

Wednesday, October 11, 2006

El hombre verdadero

¿O somos tal vez una mentira?

Farabeuf, y esa pregunta, esa maldita quinta pregunta, llena de tentación: "¿Concibe que su muerte sería más su muerte si al morir se viera reflejada en un espejo?" En un principio no entendía, y al final no mucho; pero ese juego de espejos como que causa náusea. Es fascinante la narración de una tortura, no sé ya si presenciarla, no sé si gozarla -en carne propia-. Y esa necesidad de saber quién es uno mismo, de recordarse, como si las imágenes, de ese juego en los espejos, se fundieran finalmente en una sola.
Y Onetti habla algo de eso en El Astillero, de cuando la cara se limpia "de la triste movediza preocupación de vivir", y cuando finalmente alguien nos ve la cara, la que se despoja de máscaras -de más caras-, resulta irreconocible. Larsen piensa cuando ve el cadáver de Galvez: "Ahora sí que tiene una seriedad de hombre verdadero, una dureza, un resplandor que no se hubiera atrevido a mostrarle a la vida".

Mejor sí...

-Ya que mi vida apesta a insomnio-
Soy una mujer indeciza, ¿qué puedo hacer? Y bueno, pues me dije: a veces uno quiere platicar con alguien, aunque esto no soluciona el problema, al menos me dará la oportunidad de conocer otros entes ficcionales, comentarios imaginarios, y por qué no, acepto invitaciones a salir (de ficciones también, no importa).